El impacto social de la tecnología en los empleos
Los avances tecnológicos han supuesto un antes y un después en la forma que tenemos de comprar, y de relacionarnos, ha sido el propulsor de una nueva forma de trabajar y de diferentes necesidades en las empresas. Las mayores capacidades técnicas y algoritmos más adaptados a nuestras necesidades se combinan para permitir la automatización de innumerables puestos de trabajo. El impacto negativo será sobre los empleados que vean cómo su actividad es reemplazada por la tecnología.
Durante los próximos 5 años desaparecerán siete millones de empleos de oficina debido a la automatización según el Foro Económico Mundial.
La destrucción de puestos de trabajo por la aparición de máquinas es una realidad que ya ha hecho peligrar más de una profesión, por ejemplo, la de astronauta, un trabajo que requería una hipercualificación y que está siendo suplantada por máquinas al no justificar el riesgo que suponía una persona en el terreno.
El caso de Uber es paradigmático sobre cómo una tecnología puede terminar con una innovación disruptiva. Uber ha conseguido revolucionar a toda la industria de los taxis pero, ¿y cuando haya coches autónomos? ¿Seguiremos necesitando conductores, sean de taxi o privados?
Empresas como Universal Robots (Dinamarca) están trabajando en robots “amistosos” capaces de trabajar y cooperar con seres humanos sin peligro. El objetivo de esta empresa es que la presencia de estas máquinas en la empresa pase del 10% al 90%.
Las personas que no ayuden en la aportación de valor en el negocio verán amenazado su puesto de trabajo.
La tecnología también ha facilitado un mundo globalizado, por lo que las pautas laborales están cambiando drásticamente. Ya no se necesita estar físicamente en la oficina para desarrollar tu actividad, puedes hacerlo desde cualquier parte del mundo, tenemos herramientas que facilitan trabajos en equipo sin el requerimiento esencial de la presencia física (videoconferencias, gestión remota de proyectos, archivos del equipo en la nube, etc.).
Todo esto abre infinitas posibilidades a una contratación más cualificada y a modelos más temporales de contratación. El trabajo tiende a la externalización para conseguir una mayor eficiencia y cualificación de los trabajos en pro de un ahorro de costes. Hay muchos perfiles e incluso departamentos en los que no es rentable contar con una estructura fija.
La tecnología se sitúa como una palanca vital para la empresa y especialmente para el departamento de RRHH
Permite la evaluación de los empleados, disponibilidad de los datos, gestión del conocimiento, juegos de gamificación, medición en tiempo real de la participación, soluciones de aprendizaje continuo en la red, trabajo colaborativo a través de redes sociales corporativas,… El gran reto es la Gestión del cambio.
Si bien es cierto que llevamos mucho tiempo invirtiendo en tecnología, no nos estamos preocupando de igual modo de otro factor fundamental en esta transformación de las empresas: la Cultura. No todo es tecnología en la evolución empresarial que estamos viviendo y desde luego no podemos empezar la casa por el tejado.
Factor fundamental en este cambio: la Cultura
Está claro que la inversión en tecnología es fundamental, pero la evolución tecnológica debe encontrar su espacio en la empresa con mucha lógica, preparación y con su debida gestión del cambio. De no ser así corremos el riesgo de no amortizar la inversión tecnológica y perder la coherencia del negocio. ¿De qué nos sirve tener sistemas fantásticos de gestión de datos si los distintos departamentos no están alineados?
Los usuarios de hoy en día no perdonan el desconocimiento de las empresas y la multicanalidad supone una amenaza y también una oportunidad para gestionar y dar servicio a los clientes. Así aparece el nuevo “warmware” (mano de obra cualificada) en la mezcla de hardware, software y datos para apoyar el reconocimiento de las relaciones antes desconocidas pero potencialmente útiles, de acuerdo con el “business Driven Information Technology”
La tecnología está cambiando muchas cosas, no sólo en nuestra vida cotidiana, sino también en la empresa. Y aunque en un principio pueda parecer que ha venido y sólo consigue destruir puestos de trabajo, todas las grandes revoluciones empezaron de la misma manera (recordemos la imprenta). En último término consiguen mejorar la calidad de vida de la población y empoderar al usuario en sus decisiones y en qué, cómo, cuándo y cuánto quiere invertir su tiempo.
Hace poco hablábamos de la moda de las tendencias wearables y pronto hablaremos del Internet de las cosas, lo que es un hecho es que todos estos cambios tecnológicos vienen para quedarse y debemos sacar el máximo provecho como individuos.
Muy interesante la reflexión sobre que los consumidores «no perdonan» el desconocimiento de las empresas. Especialmente cuando ese desconocimiento es sobre su propia compañía. En ocasiones las empresas se esfuerzan por acometer la transformación digital únicamente desde algunas áreas y cuando nos relacionamos con la parte «física», ésta no sabe nada de la online.
Es fundamental que todos los trabajadores sepan los esfuerzos que las compañías realizan en la transformación digital, para apoyarla y ayudar al consumidor.